viernes, 7 de octubre de 2011

Proyecto "El Barco"


Historia del barco
El hombre ha utilizado las embarcaciones desde hace miles de años, se tienen registro de hace más de 100.000 años en que el hombre utilizaba un tronco debidamente tallado como medio de transporte en el agua.
El mar siempre ha causado fascinación en el ser humano desde el comienzo de los tiempos. Así mismo, siempre le ha provisto de alimento para su sustento. En la costa sur central del Perú en la provincia de Pisco, en el distrito de Paracas hacia el 10.000 a. C.; los primeros hombres se volvieron sedentarios a causa del abundante alimento existente en sus playas. Aún el progreso hacia la agricultura y la ganadería estaba en marcha en sus similares de la Cordillera de los Andes. Como en este caso, en muchos otros litorales se dieron las condiciones para que los hombres en viviendas precarias se volvieran sedentarios, debido a la abundancia de recursos que el mar depositaba en sus playas.
Primero la recolección de mariscos y moluscos, luego la pesca y finalmente se aventuró a adentrarse en ese mar que generosamente le proveía de alimento. La tecnología fue progresando y el hombre construyó elementos para flotar en el agua; probablemente usó troncos de árboles u otros materiales abundantes en su entorno que tenían flotabilidad. Para impulsarse y no quedar a la deriva, echó mano del remo hasta que descubrió que la fuerza eólica podía impulsarlo con menor esfuerzo y mayor efectividad; luego, descubrió la manera de llevar la embarcación hacia donde quería e inventó el timón. Es a partir de acá que el hombre a través del tiempo fue introduciendo mejoras a sus naves, dándoles cada vez mejor impulsión y gobierno, hasta llegar a las modernas naves que surcan hoy día los océanos del mundo.
Pero a la par del gobierno y la deriva, el hombre fue encontrándole nuevos usos a las naves que ya tenía a la mano; las usó para recreación, pesca, medio de transporte y para la guerra y fue especializando el invento, con nuevas técnicas, mayores velocidades, mejor maniobrabilidad, y claro, con armamento cada vez más mortífero. La embarcación que hoy conocemos como buque o barco, descubrió nuevas tierras. Durante muchos siglos fue el único medio de comunicación entre los continentes e hizo famosos a muchos personajes en tiempo de paz y de guerra.
El empleo de los remos condicionó la vida a bordo hasta el siglo XVII; uno de los peores castigos que podía recibir una persona era ser condenado a servir en una galera, «para que la vida le sea un suplicio y la muerte un alivio», como sentenció un juez romano en el siglo XVI.[cita requerida]
No todos los marineros que estaban en los remos eran condenados. También había hombres libres que se embarcaban por necesidad; eran llamados «de buena gana». Su única diferencia con los condenados consistía en que podían llevar bigote y cabello, que los condenados no tenían, pues eran rasurados y pelados al rape. Además, durante el día, los hombres libres que no estaban remando podían pasear y hablar libremente, pero al caer la noche eran encadenados igual que los condenados.[cita requerida]
La disciplina era muy estricta para todos, la comida escasa y mala. El aspecto higiénico resulta inconcebible y difícil de imaginar. Los hombres de mar, oficiales y marineros, no se lavaban, ya que todos sólo llevaban la ropa que tenían puesta, sin embargo los galeotes estaban obligados a mantenerse limpios, debían a primera hora del día asomarse por sobre la borda, de acuerdo a lo que les permitía el largo de la cadena, para despiojarse y limpiar los harapos que llevaban. Debían hacer sus necesidades en su lugar pues nunca eran liberados de su cadena. Los marineros que los vigilaban, cada cierto tiempo les arrojaban un balde de agua para que las inmundicias corrieran hasta la sentina.

lunes, 1 de agosto de 2011

COLLAGE

El collage es una técnica artística que consiste en ensamblar elementos diversos en un todo unificado. El término se aplica sobre todo a la pintura, pero por extensión se puede referir a cualquier otra manifestación artística, como la música, el cine, la literatura o el videoclip. Viene del francés coller, que significa pegar.
En pintura, un «collage» se puede componer enteramente o solo en parte de fotografías, madera, piel, periódicos, revistas, objetos de uso cotidiano, etc. Aunque se considera que fue Picasso quien inventó el collage en 1912 con su pintura Naturaleza muerta con silla de rejilla, está en discusión si fue primero Picasso o Georges Braque. El primero había pegado fotografías a sus dibujos en fechas tan tempranas como 1899, y en la primavera de 1912 incorporó hule en forma de rejilla a su citada pintura Naturaleza muerta con silla de rejilla. Pero el segundo realizó a finales del verano de aquel año los primeros papiers collés al incorporar a sus obras recortes de papel pintado comercial que imitaba madera, uno de cuyos ejemplos es Tête de femme (1912). En aquel momento, los dos artistas se habían instalado en Sorgues, si bien Picasso se encontraba de viaje en París cuando Braque compró el papel y realizó estas obras. A su vuelta Picaso se entusiasmó con el descubrimiento de su amigo y los dos se lanzaron a introducir en sus pinturas recortes de diarios o revistas, etiquetas de licores o cigarrillos, y también papeles coloreados. Juan Gris rápidamente entendió la potencia del hallazgo y lo empleó también. El Futurismo lo adaptó también sin problemas -hay ejemplos de Carlo Carrà y Giacomo Balla- y los dadaístas multiplicaron sus posibilidades expresivas y conceptuales de la mano de Hans Arp, Marcel Duchamp, Hanna Hoch, Kurt Schwitters o George Grosz. De hecho, los dadaístas berlineses, que reivindicaban para sí mismos la denominación de «montadores» frente a la épica del «artista», se consideran los inventores del fotomontaje, una técnica realizada a partir de la fotografía en combinación o no con la tipografía impresa, en la que los vanguardistas rusos, como El Lissitzky, Aleksandr Ródchenko o Solomon Telingater, fueron auténticos maestros.

El collage es una técnica artística que consiste en ensamblar elementos diversos en un todo unificado. El término se aplica sobre todo a la pintura, pero por extensión se puede referir a cualquier otra manifestación artística, como la música, el cine, la literatura o el videoclip. Viene del francés coller, que significa pegar. En pintura, un «collage» se puede componer enteramente o solo en parte de fotografías, madera, piel, periódicos, revistas, objetos de uso cotidiano, etc. Aunque se considera que fue Picasso quien inventó el collage en 1912 con su pintura Naturaleza muerta con silla de rejilla, está en discusión si fue primero Picasso o Georges Braque. El primero había pegado fotografías a sus dibujos en fechas tan tempranas como 1899, y en la primavera de 1912 incorporó hule en forma de rejilla a su citada pintura Naturaleza muerta con silla de rejilla. Pero el segundo realizó a finales del verano de aquel año los primeros papiers collés al incorporar a sus obras recortes de papel pintado comercial que imitaba madera, uno de cuyos ejemplos es Tête de femme (1912). En aquel momento, los dos artistas se habían instalado en Sorgues, si bien Picasso se encontraba de viaje en París cuando Braque compró el papel y realizó estas obras. A su vuelta Picaso se entusiasmó con el descubrimiento de su amigo y los dos se lanzaron a introducir en sus pinturas recortes de diarios o revistas, etiquetas de licores o cigarrillos, y también papeles coloreados. Juan Gris rápidamente entendió la potencia del hallazgo y lo empleó también. El Futurismo lo adaptó también sin problemas -hay ejemplos de Carlo Carrà y Giacomo Balla- y los dadaístas multiplicaron sus posibilidades expresivas y conceptuales de la mano de Hans Arp, Marcel Duchamp, Hanna Hoch, Kurt Schwitters o George Grosz. De hecho, los dadaístas berlineses, que reivindicaban para sí mismos la denominación de «montadores» frente a la épica del «artista», se consideran los inventores del fotomontaje, una técnica realizada a partir de la fotografía en combinación o no con la tipografía impresa, en la que los vanguardistas rusos, como El Lissitzky, Aleksandr Ródchenko o Solomon Telingater, fueron auténticos maestros.

TRAJE TIPICO ANTIOQUEÑO



El traje típico antioqueño desciende directamente, para los varones, de los arrieros paisas colonizadores del siglo XIX, y para las mujeres, de las jóvenes y señoras recolectoras de café.
El traje masculino se compone del sombrero antioqueño, blanco y con cinta negra; también del poncho o de la ruana dependiendo de si el clima es frío o caliente; por igual del carriel, el machete y las alpargatas.
El traje femenino de la Antioquia típica consiste en una falda larga negra con algunos coloridos estampados, de una blusa blanca y sombrero, todo ello adornado con muchas flores y bordados.


BAILES TIPICOS DE ANTIOQUIA

BAMBUCO

Cuando llega el momento de la música, el hombre sale para cortejar a su pareja y mientras la mujer se queda quieta, el hombre usa el paso medido, o de “puntiar, poniendo un pie detrás del otro si grandes desplazamientos, bailando picadito para atrás y luego zapateando para llamarle la atención. Juega con el pañuelo que lleva en la mano derecha pero ella continúa indiferente. Él zapatea nuevamente con toda intensidad, la llama con el pañuelo y ella comienza al fin a bailar en su sitio.
Cuando la mujer comienza a bailar, el hombre se aproxima, bailando también, jugando con el pañuelo, el zapateo y el cruce. Luego él salta, pone las rodillas en tierra y con la mano en alto revolotea el pañuelo, mientras ella gira alrededor suyo haciendo juegos con las enaguas. Después viene la figura de los círculos cruzados en la que danzan frente a frente, haciendo cada cual un círculo que se sobrepone al otro.

Finalmente él zapatea, dobla una rodilla, la llama con el pañuelo y se lo arroja; ella se aproxima acurrucándose y se alejan bailando.


PASILLO

La significación del vals es fundamental para el baile del pasillo. Existieron dos posturas en la interpretación del vals, una académica muy acompasada, que se baila en pareja tomándose las puntas de los dedos y otra la “capuchinada” donde los danzantes se convertían en energúmenos o poseídos y donde toda extravagancia era bien recibida.
El pasillo surge de la síntesis entre, el vals colombiano y el torbellino. Es el ritmo de la libertad, pues se gestó como expresión de alegría durante el período de la independencia. En 1852 se pasó de la música puramente militar de viento a la música de cuerda, con la llegada del triple, probablemente traído a Antioquia por las tropas de Mosquera, y con el desarrollo de la bandurria, que se convierte en la bandola actual al añadírsele dos cuerdas por Diego Fallan y dos  más por Pedro Morales Pino.


TORBELLINO

El hombre sale y zapatea y si a alguna mujer le gusta su modo de bailar se levanta y hace giros rápidos, la figura del ocho y vueltas continuas sin alzar los brazos, levantándose un poco la falda para no pisarla. El baile del torbellino consiste en ir y venir  hacia el centro tres o cuatro veces y luego cambiar de puesto: la mujer da la vuelta y el hombre, caminando para atrás, pasa al lado contrario. El hombre sin apartarse mucho de su sitio, zapatea en medio de la sala con los brazos en la espalda y salta. La mujer se desplaza sin que se le vea mover los pies, como si el suelo que pisara la transportara velozmente.


BULLERENGUE

Se danza en la región de Urabá. Se dice que es una especie de cumbiamba y como todas las danzas del litoral norte, guarda gran parentesco con la cumbia aunque presenta una clara ascendencia africana. Es una danza de mujeres, una forma ritual de la pubertad en la que se exalta la iniciación de las jóvenes. Su ejecución se hace al ritmo de las palmas y de los tambores sin ninguna expresión de tipo melódico, excepto la voz.
La coreografía es bien definida: las jóvenes salen en fila coreando y tocando las palmas con las manos en alto, marcando el compás con pasos muy cortos parecidos a los de la cumbia. La forma de moverse es elegante y erguida, la expresión corporal se presenta uniforme, al unísono. Se frotan el vientre, se cubren los rostros y dejan caer la cabeza de lado a lado, baten sus faldas y la blancura de los trajes imprime a la danza una plasticidad muy especial.

El bullerengue es un ceremonial de gran belleza y puede considerarse una de las expresiones más valiosas del folclor nacional. El vestido para bailar bullerengue se caracteriza por su blancura simbolizando la pureza de las ejecutantes.









HISTORIA DE ANTIOQUIA

En su afanosa búsqueda de riquezas, desafiando toda suerte de amenazas y aventuras, la sed de oro fue el motor que impulsó a los conquistadores españoles a adentrarse desde el Golfo de Urabá hacia las hasta entonces tierras desconocidas de Antioquia.

De acuerdo con el historiador Francisco Duque Betancur, a la llegada de los españoles tres grandes grupos de indígenas habitan Antioquia, principalmente pertenecientes a la etnia Caribe, los que a su vez se subdividen en otras tribus y familias: los feroces Katíos, habitan el Urabá y el Chocó; los belicosos Nutabes, entre los ríos Cauca y Porce; y los relativamente pacíficos Tahamíes, localizados entre los ríos Porce y Magdalena. Pero a estos tres grupos, otros historiadores también suman los Quimbayas, que pueblan el sur de Antioquia, en la región comprendida entre Abejorral y Sonsón; además de los Zenúes, cuya cultura se desarrolla en el territorio que hoy ocupa el departamento de Córdoba, abarcando también el norte de Antioquia.
Hagamos un viaje en el tiempo y trasladémonos al año 1501. En una carabela piloteada por Juan de la Cosa, vemos al explorador Rodrigo de Bastidas arribando a las costas antioqueñas, en territorio del actual municipio de Necoclí. Viene acompañado por un ejército de hombres hambrientos, pálidos, descorazonados y a punto de comerse sus propios caballos, al final de una azarosa travesía desde el otro lado del Atlántico hacia la tierra incógnita.
Con Bastidas viene además Alonso de Ojeda, quien tiempo después (1509 ó 1510) funda el primer asentamiento español en tierra firme de Antioquia, Colombia y América del Sur, al que nombra San Sebastián de Urabá y de donde muy pronto se ve obligado a salir huyendo de la ferocidad y las flechas envenenadas de los indígenas. El poblado se traslada al otro lado del golfo, cerca al delta del río Atrato, y pasa a llamarse Santa María la Antigua del Darién, que se cree subsiste hasta 1524, convirtiéndose en el punto de partida y de llegada para las expediciones de conquista, desde y hacia la tierra continental circundante. Para tener una idea que nos ayude a intuir la vasta y casi inabarcable dimensión del territorio conquistado por los ibéricos en nombre del rey de España, basta saber que en ese entonces la llamada Provincia del Perú se prolongaba desde Chile hasta Antioquia.
Con Alonso de Ojeda también llegan personajes cruciales que cambian el destino de Antioquia y América: Francisco Pizarro, quien conquista el Perú; Francisco César, quien domina las tierras cercanas a Santa Fe de Antioquia; y Vasco Núñez de Balboa, quien guiado por su perro Leoncico y de la mano de su mujer indígena Anayansi, encuentra el anhelado Mar del Sur y lo bautiza como Océano Pacífico.
Hacia 1535, Ojeda decide reasentarse en San Sebastián de Buena Vista (Necoclí), desde donde un año más tarde Pedro de Heredia lleva a cabo una expedición por el río Atrato y la serranía de Abibe. Francisco César decide adentrarse hasta Ituango en 1537 y Juan Badillo llega a Cali remontando el curso del río Cauca, donde se encuentra con Jorge Robledo en 1540.
Detengámonos ahora en el alto El Barcino, situado en las montañas occidentales de Medellín. Es 24 de agosto de 1541 y Jerónimo Luís Tejelo, un adelantado protegido de Robledo, contempla por primera vez el Valle de San Bartolomé, más tarde llamado Valle de Aburrá. En el lugar donde ahora se encuentran la iglesia y el parque central del barrio El Poblado, erige la aldea de San Lorenzo de Aná, primera fundación de Medellín.
Poco a poco, Tejelo aglutina colonos en torno a una aldea que apenas alcanza el título de villorrio y que gracias a su actividad agrícola y ganadera, amén de centro de aprovisionamiento de bienes y servicios para la naciente minería, comienza su vida social y económica como mero apéndice de Santa Fe de Antioquia, ciudad fundada en 1541 por Jorge Robledo y que de manera natural se convierte en la capital de la Provincia. En 1587, Don Gaspar de Rodas la traslada desde el sitio de su establecimiento inicial hasta las orillas del río Tonusco, donde se encuentra actualmente. Rodas funda también los pueblos de Cáceres en 1576, y de Zaragoza, en 1580. Los continuos traslados y reubicaciones son una característica común en muchos de los poblados de la época: se levantan como asentamientos movibles, con construcciones efímeras de barro y paja, para ser reubicados según la ruta que traza la búsqueda de riquezas de los españoles.
En 1675, el caserío de San Lorenzo de Aná se transforma en la Villa de Nuestra Señora de la Candelaria de Medellín, para pasar después a convertirse en la capital de la Provincia de Antioquia, el 17 de abril de 1826. (En nuestros días, Medellín es una extensa urbe que con otros nueve municipios colindantes en el Valle de Aburrá, conforma una vigorosa Área Metropolitana cuya vocación se orienta al logro de metas comunes de progreso y calidad de vida para sus habitantes).
Demos un salto en el tiempo hasta 1830, cuando se crea el Departamento de Antioquia mediante Ley de la Nación. Desde ese entonces hasta poco antes de finalizar el siglo, hubo cambios jurídicos, además de adiciones y sustracciones territoriales. Sólo después de la Constitución de 1886 podemos hablar de manera definitiva de la creación del Departamento de Antioquia.
Volteando la página del siglo XIX al siglo XX, Antioquia perfila de manera contundente las características que le confieren una identidad propia, que la diferencian por su pujanza y empuje colonizador entre las demás regiones colombianas, porque los arrieros son comerciantes imaginativos que llevan de aquí y traen de allá bienes y servicios: acumulan excedentes de oro y plata durante la primera década del siglo XX, importan maquinaria y transforman lo meramente artesanal en auténtica industria. En 1870 comienza la construcción del Ferrocarril de Antioquia, una vía fundamental tanto para el desarrollo y la consolidación de la economía del departamento, como para la industrialización de Medellín. El ferrocarril y la incipiente red de transportes por carretera, son el paso de la mula a la máquina que señala el ocaso de la arrie-ría en Antioquia, entre los años treinta al cincuenta. En esta última se comienza a construir la Carretera al Mar, que hace posible el sueño de tener una salida al mundo por el Océano Atlántico además de la consolidación de la gran industria bananera de Urabá.
Francisco Montoya, Eduardo Vásquez, Vicente Restrepo, Pastor Restrepo, Carlos Coriolano Amador, Agapito Uribe, Tulio Ospina, Pedro Nel Ospina, Alejandro Ángel y Mario Escobar, entre otros, son nombres que entre 1850 y los albores del siglo XX se destacan como pioneros empresariales antioqueños en los campos del comercio, la industria, el cultivo del café, la construcción de obras públicas, el transporte y las comunicaciones.
Por el ancestral amor al suelo nativo que de manera casi obsesiva profesan los antioqueños y antioqueñas, por el empeño en buscar la equidad, la educación y la armonía con la naturaleza como propósito común y por la privilegiada posición geoestratégica del departamento, hoy Antioquia está a la altura de su historia para mostrar ante sus propios habitantes y para demostrarle al mundo que sigue siendo la mejor esquina de América.